martes, 25 de noviembre de 2008

Evolución de mis dibujos animados.

El domingo, como me aburría, me puse a pintar y algo fluyó de manera especial. No sabría explicar cómo, ni decir cuándo, pero dejé de ser yo mismo para convertirme en el maestro del plastidecor marrón, el caso es que pinté una especie de oso, parecía cobrar vida ante mis ojos, pero no podía moverse, detrás mío, mi madre lloraba de emoción al tiempo que decía: hijo, has dibujado un perro precioso. Yo me enfadé porque era un oso, aunque más allá de la confusión con el animal, mi enfado tenía sus raíces en mi frustración por no poder darle movilidad al bicho, por más que gritara y agitara el papel no lo conseguía, estuve así hasta perder el conocimiento. Ahora me tenéis aquí, dispuesto a aprender, poco a poco, a mover mis criaturas. Os invito a que sigáis las animaciones y con ello mis evoluciones también. Gracias.

No hay comentarios: